Semáforos y coches inteligentes, residuos telecontrolados, sensores… Las urbes dispondrán de tecnologías aún más sofisticadas para gestionar automáticamente problemas, incluso antes de que se produzcan y en tiempo real, ha dicho el arquitecto e ingeniero Carlo Ratti, del MIT y referente mundial de este tipo de ciudades.
La célebre frase «vuelva usted mañana» parece no tener cabida en el marco de las nuevas ciudades «inteligentes», que revolucionarán la forma de gestionar los servicios urbanos.
Así lo ha explicado Ratti, referencia internacional en «smartcities» o ciudades inteligentes, quien ha dicho que la multitud de dispositivos de comunicaciones, microcontroladores y sensores que se irán incorporando en los centros urbanos monitorizarán sus necesidades y el funcionamiento de sus servicios en todo momento.
Proliferarán los sistemas informáticos y aplicaciones para móviles con indicaciones para llegar antes a casa y evitar atascos, para reducir el consumo energético en el vecindario o conseguir un taxi en una calle desierta en medio de una tormenta.
«El ciudadano se convertirá cada vez más en centro de decisiones de gestión urbana», ha afirmado el director del grupo Senseable City Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quien trabaja desde hace años en novedosos diseños para aprovechar el potencial de los infinitos datos disponibles en las ciudades, junto con las más avanzadas tecnologías.
Involucrado en proyectos tan emblemáticos como la Bicicleta 2.0 de Copenhague, que aprovecha la energía generada por el ciclista al pedalear, este arquitecto, cuyo equipo fue además responsable del pabellón digital sobre el agua en la Expo de Zaragoza 2008, considerado por la revista Time como uno de los mejores inventos del año, prevé que los actuales servicios telefónicos de información rápida de los ayuntamientos se conviertan en «wikis» o sitios «web» sociales.
En su opinión, los propios ciudadanos se ayudarán cada vez más entre ellos gracias a internet y las tecnologías para solucionar problemas urbanos, y surgirán nuevas actividades comunitarias y un tipo de activismo ciudadano diferente.
También piensa que se redefinirá el actual funcionamiento del tráfico, con la generalización del uso de vehículos sin conductor y la incorporación de sistemas que evitarán, por ejemplo, los semáforos en los cruces de calles sin que choquen los coches.
«Estas nuevas ciudades mucho más inteligentes a la hora de gestionar los servicios apenas modificarán su diseño desde el punto de vista estético. La revolución se producirá en la forma de resolver los problemas, mucho más rápida y más eficaz».
Las sofisticadas redes de telecomunicaciones junto con la proliferación de teléfonos móviles y tabletas, cada vez más accesibles a la población, con precios más reducidos, junto con las enormes bases de datos fácilmente accesibles, sobre todo en la administración, están favoreciendo la diseminación de todo tipo de información, ha señalado.
Esta «prodigiosa» cantidad de datos ofrece información no sólo de los usos y costumbres más habituales de los ciudadanos, sino también de sus necesidades más inmediatas e incluso de sus sentimientos.
«Ahora se sabe cómo se mueve la gente por la ciudad, con qué asiduidad, con qué horarios, en dónde prefiere cenar, de qué forma compra e «incluso el paradero final de cada uno de sus residuos, una vez que se deshacen de ellos», ha añadido el experto, que es además responsable de un novedoso experimento para seguir el rastro de basura sanitaria en EE.UU.
El mismo demostró que son enormes las distancias que recorren algunos residuos antes de ser destruidos y puso en tela de juicio la eficacia de algunos sistemas de gestión medioambiental de la basura.