Antes de encender la calefacción es importante aislar la vivienda, para que no entre aire por ventanas y puertas, provocando un desperdicio de energía. Hay que evitar las fugas de calor. Tapar las juntas de puertas, ventanas y balcones puede ahorrar hasta un 25% del total de la energía que se gasta en calentar la vivienda.
Las ventanas y balcones de carpintería de aluminio son ineficaces para retener el calor. Es más apropiada la madera. Los cristales de las ventanas son uno de los puntos por los que se escapa hasta el 50% del calor acumulado. Las cortinas son unos aislantes eficaces.
A los radiadores situados en paredes que dan al exterior se les puede colocar una chapa de aluminio reflectante por detrás, con el lado brillante hacia fuera, para que proyecte el calor hacia la habitación y no se filtre por la pared hasta el exterior.
Por último, es necesario insistir en que el manejo adecuado de la calefacción puede reducir considerablemente el consumo energético. Hay que adoptar nuevas costumbres, como bajar la calefacción al mínimo cuando se abandone una habitación, y evitar otras contraproducentes como, dejar la ventana abierta mientras la calefacción está en funcionamiento.