Cuando piensas en propiedades de superlujo, ¿qué es lo primero que viene a tu mente? Tal vez acabados exclusivos, espacios grandes y precios realmente exorbitantes. Conoce qué características trabajan los desarrolladores de este tipo de inmuebles para conquistar a los clientes más exigentes porque hay rasgos que estos bienes raíces tienen en su ADN.
1. Privacidad
El lujo en departamentos se concibe dentro de pequeños desarrollos que ofrecen la mayor privacidad posible. Hay conceptos que tienen cuatro casas independientes rodeadas de bosque. Cada una tiene entre siete y nueve cajones de estacionamiento, y 150 o 300 metros cuadrados de jardín.
2. Seguridad
«Los propietarios de casas solas prefieren venderlas para vivir en edificios con alta seguridad», comenta Lorena Burr, ejecutiva de ventas de ReMax Platino. Por ello los desarrolladores no escatiman en sistemas de seguridad como circuito cerrado, casetas de vigilancia y filtros de acceso.
3. Cotizan en dólares
Su precio generalmente está en moneda extrajera y la forma de pago es únicamente mediante transferencia bancaria, tanto para protegerse contra el lavado de dinero como por cuestiones fiscales. Pero quien compra superlujo también regatea. «La gente no está peleada con su dinero», señala Lorena Burr. Por eso la persona que busca un departamento de superlujo exigirá el mejor precio y la mejor propiedad con el mayor descuento. El pago suele ser de contado, 30% a la firma del contrato y el resto a la hora de la escrituración.
4. Solo por recomendación
Los prospectos para propiedades de superlujo se encasillan en empresarios y profesionistas exitosos entre los 35 y 55 años de edad, aunque al final quien demuestre capacidad de pago vía bancaria será bien aceptado. «Nuestros inquilinos casi siempre son recomendados por los mismos condóminos», dice Romeo Esquinca, director comercial de Frondoso Grupo Inmobiliario, «incluso sus propios padres compraron en nuestros desarrollos hace muchos años». «Hay un comité para calificar la entrada de nuevos residentes», dice Vázquez, de Lif Realty, y agrega que los vecinos buscan vivir con familias que tengan cosas en común.
5. Lujo firmado
Estas propiedades están diseñadas por arquitectos de renombre lo que es garantía de buen gusto y sobriedad, entre ellos destacan Miguel Quintana Pali, Juan Pablo Serrano o Enrique Norten. Además, están respaldadas por desarrolladores expertos como DINE, Icon Group, JQ Bienes Raíces (Cuernavaca) y Grupo Casa (Nayarit), entre otros.
6. Muy tecno
El lujo en casa incluye también la integración de sistemas inteligentes que puedas manejar desde tu smartphone o tableta. Tener en tus manos el control de audio, video, iluminación, riego del jardín, apertura de puertas e incluso el consumo de gas y el encendido de agua en la tina es la inteligencia que te ofrecen estas propiedades.
7. Sustentabilidad
La tecnología sustentable sigue teniendo costos altos y por tanto se considera un lujo. Por ello, en este tipo de casas se utiliza un equipo especial para generar electricidad o un sistema integral de calentamiento de agua en regaderas, alberca, sauna y cocina. Además de ser amigables con el ambiente facilitan el mantenimiento de la propiedad. Las residencias de superlujo generalmente cuentan con planta de luz y cisterna propias y se entregan en obra blanca con cocinas y baños colocados, pero el futuro residente tiene la opción de elegir los acabados «verdes» que alarguen la vida de su propiedad.
8. Materiales
México ofrece materiales de construcción de muy alta calidad, aunque también se pueden importar para satisfacer cualquier capricho. Por ejemplo, para dar un toque muy mexicano con sabor añejo, se puede conseguir material de recuperación de construcciones antiguas que se han demolido. «Hemos traído materiales de India, Chiapas o Tabasco que pueden tener hasta 500 años de haberse colocado por primera vez», describe Jorge Conde Guzmán, director general de Conde Arquitectos. Sin escatimar presupuesto, se traen mármoles de Israel, Egipto o Italia para pisos y cocinas, así como telas y gobelinos para tapicería de muros, muebles y cortinas de Londres, Italia o Francia, y maderas finas de Brasil, Canadá o Estados Unidos.