¿Te has preguntado por qué año con año te propones ahorrar más, ganar más, comenzar una inversión pero no lo consigues? Cumplir con tus objetivos financieros del año va más allá de usar ropa amarilla en el brindis. No basta con proponértelo, es hora de cambiar tu actitud frente al dinero y desarrollar mejores hábitos en el uso de tus recursos.
A una persona no le basta saber que el ahorro es positivo para llevarlo a cabo. Según los economistas conductuales, el pensamiento no es un acto totalmente racional. El pensamiento no sólo tiene una parte lógica, en buena parte es guiado por un componente emocional, frecuentemente inconsciente, según Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía 2002 y padre de la economía conductual.
«El sistema de pensamiento emocional es el que predomina la mayor parte del tiempo», dijo Kahneman en una entrevista con CNNExpansión en noviembre. Por ello, aunque tengas claro que debes ahorrar necesitas generar los estímulos adecuados que induzcan al pensamiento emocional a tomar mejores decisiones.
«Las personas necesitamos generarnos condiciones que nos faciliten el proceso porque para generar un hábito es necesario que una acción se repita y sea sostenible en el tiempo», afirma Raúl Martínez Solares, especialista en Economía Conductual y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo.
La domiciliación, por ejemplo, es una herramienta muy útil para quienes desean comenzar a ahorrar o invertir. Esta consiste en dar una instrucción a una institución financiera para que realice un traspaso de recursos a otra de forma automática cada determinado tiempo. «La idea es generar las condiciones para hacerte las cosas fáciles para cada uno de tus propósitos», dijo.
En el desarrollo de mejores hábitos financieros existe otro obstáculo a vencer según los expertos en economía conductual: las ideas falsas y limitantes. Algunas comunes son: «Para poder ahorrar, necesito ganar más», «Mi casa es mi mejor inversión» o incluso «El dinero no es importante para mí».
Para cumplir todas tus metas financieras este año, los especialistas te dicen cómo cambiar esas ideas y sustituirlas por buenos hábitos para tus finanzas:
1. No me importa el dinero
¿Tú eres de los que se enorgullece de decir que no te importa el dinero? Qué bueno que no estés obsesionado con él, pero tienes que cambiar tu discurso.
«En lugar de pensar en dinero, debes comenzar a pensar en recursos para alcanzar un objetivo. Si no te importa el dinero, pregúntate ¿qué sí te importa en la vida?», dice Roberto Morán, autor del libro ‘Maneja tu dinero para Dummies’. Seguramente para lograr todo lo que te importa necesitarás dinero.
Es de gran ayuda darle claridad a tus propósitos: ahorrar para el enganche de una casa, pagarte la maestría o irte de vacaciones con la familia. Para saber cómo alcanzarás esa meta es necesario determinar cuánto dinero necesitas para cada objetivo y dividirlo entre el número de meses en el que lo quieres alcanzar. El resultado será el monto que debes ahorrar de forma mensual.
2. Mi casa es mi mejor inversión
¿Por qué quieres una casa enorme? Muchas personas tienden a gastar de más en una casa que excede sus necesidades y a meterle dinero a cuartos, acabados, jacuzzi y pantallas planas. Esa es una idea que te impide tener más dinero porque vives de lo que crees que es una inversión, afirmó Roberto Morán, economista y experto en finanzas personales.
Una inversión inmobiliaria no siempre es la mejor o no para todos los casos. «Tú y tu familia pueden caber en una casa de un millón de pesos, pero tú te compras la de dos millones y tienes ese millón de pesos extra estacionado en terreno, cuartos, mantenimiento e impuestos», subrayó.
Además, para conseguir esa casa, tuviste que mudarte más lejos de tu trabajo, lo que implica un mayor gasto en transporte y alimentos fuera de casa. «Tienes que analizar el beneficio que podría traerte invertir ese millón de pesos en otra cosa», dijo.
3. Para ahorrar, necesito ganar más
Según los expertos, existe evidencia de que la posibilidad de ahorrar no se relaciona con el nivel de ingresos. Si esperas ahorrar lo que te sobra, lo más probable es que nunca comiences, advirtió Juan José Salas, director académico de Finanzas Personales México.
Por ello los expertos recomiendan destinar entre 5% y 10% del salario al ahorro y considerarlo como un gasto fijo.
Si tu distribución mensual de ingresos no te permite cumplir con la meta de ahorro mensual o es muy pequeño lo que puedes destinar, entonces es momento de recortar gastos. Algunos rubros en los que puedes reducirlos son agua embotellada, cafés, o comidas fuera y que podrías llevar desde tu casa. Reducir tus «gastos hormiga» es una gran opción para comenzar a ahorrar.
4. Para ahorrar más, debo dejar todo lo que me gusta
No necesariamente, en lugar de reprimirte de comprar asigna un presupuesto. Reprimirte de las compras generará en ti enojo y para vengarte del mundo terminarás comprando una camisa que te cuesta la mitad de tu quincena, afirmó Roberto Morán.
Si quieres mejorar tus hábitos de consumo, agregó, evita sacar tus gustos del presupuesto. El hecho de no presupuestarlos no significa que dejarás de gastar en ello. Lo mejor es reducir el monto que le asignas a ese rubro y ahorrar el excedente.
«Hacer un cambio muy drástico en los hábitos de consumo incrementa la probabilidad de claudicar», dijo el directivo de Mexicana de Becas, Martínez Solares.
5. Por seguridad, prefiero perder que ganar
Te cuesta mucho ganar dinero y por eso quieres que esos recursos estén bien seguros, por eso, prefieres dejarlo en una cuenta bancaria antes que invertirlo. Sin embargo, dejar tus recursos inmóviles en la cuenta no protege tu dinero de la inflación, por lo que tus ahorros pierden poder adquisitivo con el tiempo, advirtió Martínez Solares.
Para manejar de una forma más eficiente tus recursos, lo ideal es tener un «guardadito» del cual puedas disponer de forma inmediata en caso de alguna urgencia, el resto debe ir a un instrumento de inversión.
Para elegir el instrumento ideal para ti es necesario que acudas con un asesor financiero que considere tu tolerancia al riesgo y el tiempo que te gustaría conservar la inversión.